EQUIDAD Y POLÍTICA DE GÉNERO

(Publicado por el diario la Industria de Chimbote 04-03-2011)

La inequidad de género empieza en la familia. Analicemos los roles y normas que nos asignan la familia y la sociedad; desde que nacemos separamos a hombres de mujeres, a los hombrecitos los alimentamos un poco más, marcamos las diferencias, hombre celeste, mujer rosado, conforme crecen esperamos que los hombrecitos sean más inquietos, ensalzamos su fortaleza física y emocional, sus travesuras, festejamos sus atrevimientos y hasta malcriadeces, reímos cuando hablan groserías y son peleadores, les damos juguetes, creativos, rudos, que impulsen su hiperactividad, caballos, autos, pistolas, ametralladoras, robots, pelotas, los impulsamos a practicar deportes, etc. Cuando son adolescentes, tienen permiso para socializar más, salir hasta altas horas de la noche, papá lo lleva al estadio, en algunos casos lo lleva a que se inicie sexualmente a temprana edad, debe demostrar que es bien macho, los hombrecitos no deben llorar, ni expresar muestras de cariño, no se les permite “mariconadas”

Las mismas madres fomentamos el machismo por temor o ignorancia, porque somos responsables de la educación y formación de nuestros hijos, de que crezcan bien “hombrecitos”, ya la ciencia cada vez más viene demostrando que la homosexualidad es genética y que la ausencia de cariño del padre contribuye al afloramiento de la homosexualidad y si es tratado con violencia y marginación se perjudica enormemente a un ser humano tan digno como cualquiera, también hijo de Dios que merece el respeto y el cariño de la familia que cuando son bien educados son destacados profesionales y personas de bien, como todo ser humano que recibe cariño.

A las mujercitas las sobre protegemos, para que sean frágiles, les damos muñequitas lloronas, que hagan “la pichi”, cochecitos para que las paseen, cocinitas, ollitas, las preparamos para ser buenas amas de casa a desear ser mamá rápidamente, delicadas sumisas, dependientes, que busquen protección y si resultan hábiles, rompen esquemas y expresan su inteligencia corren el riesgo que le digan que es “medio marimacho” ellas si pueden llorar, se les permite tener miedo y se deprimen con facilidad, en la familia se les asigna la tarea de hacer los alimentos, lavar, hacer limpieza, atender a los enfermos, etc. “para eso están las mujercitas” tiempo para socializar es limitado, muy poco permiso para salir a reuniones o fiestas por que “hay que proteger a las mujeres” la presión familiar es fuerte, muchas veces con violencia del padre, hermanos y la misma madre.

Las adolescentes terminan buscando marido rápidamente para salir de casa donde son víctimas de violencia psicológica y física, algunas buscan el cariño que no tuvieron en casa, en la calle, salen embarazadas y generalmente encuentran una pareja con conducta muy parecida a la del padre, lo cual aceptan porque sienten que ese es su destino.

La equidad de género representa el respeto a nuestros derechos como seres humanos y la tolerancia de nuestras diferencias como mujeres y hombres, representa la igualdad de oportunidades desde la estructura familiar, en todos los sectores; social, cultural o político. En lo político es necesario que la mujer haga valer su lugar, sus capacidades y sus conocimientos, su voto, su voz. En el terreno económico, es también de vital importancia lograr la equidad de género, ya que si a la mujer se le restringe el acceso al campo productivo, al campo laboral o al campo comercial, se genera pobreza. En el caso de mujeres estudiantes y trabajadoras, las madres solteras que son el pilar de la familia, ¿Qué pasa si no tienen ingresos? Se restringe la educación, el esparcimiento, la recreación, la salud y sobre todo la alimentación.

¿Por qué es importante que la sociedad y los gobiernos respeten y fomenten la equidad de géneros? La equidad de géneros es vital para mejorar las condiciones económicas, sociales, políticas y culturales de la sociedad en su conjunto, también contribuye a lograr una ciudadanía más integral y a fortalece la gobernabilidad democrática.

Lograr la equidad de géneros es un reto para las familias, las sociedades y sus gobiernos, tan es así que dentro de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, un Proyecto de desarrollo de las Naciones Unidas (órgano asesor independiente que elaboró un plan de acción concreto para que el mundo revertiera la pobreza absoluta, el hambre y la enfermedad que afectan a miles de millones de personas), se encuentra el objetivo de promover la Equidad de Género y la Autonomía de la Mujer.

Para lograr estos objetivos es necesario que problemas como la pobreza, la falta de accesos a la educación, servicios de salud y la falta de oportunidades de empleo y trabajo productivo dejen de recaer principalmente en las mujeres. Es también ineludible que se formulen y estructuren los medios necesarios para desarrollar las mismas capacidades, oportunidades y seguridad reduciendo su vulnerabilidad a la violencia y al conflicto, esto con el fin de que tanto los hombres como las mujeres tengan la libertad y la capacidad de elegir y decidir de manera estratégica y positiva sobre sus condiciones de vida.

Algunas de las propuestas concretas que creo deben considerarse al formular las políticas públicas en fomento al desarrollo social son: Impulsar el desarrollo de las capacidades de la mujer; Facilitar el acceso de la mujer a oportunidades económicas, políticas, sociales y culturales; Garantizar su seguridad. Es preciso entonces formular políticas sociales donde se garantice un nivel de vida saludable, decoroso, académico y seguro para las mujeres, con libre acceso a los diferentes programas y actividades sociales. Estos son deberes de los organismos de gobierno como las Municipalidades, el gobierno Regional y central para lo cual deben crearse áreas destinadas a ello exclusivamente. Solo si logramos la equidad de géneros habrá menos conflictos familiares y un futuro prometedor para toda la familia y la sociedad entera.

Es imperioso sobre todo iniciar por la mentalidad de todos los individuos, y comenzar a ver a la mujer como un ser complementario, con ansias de empoderamiento, con ansias de transformación y de cambio en las estructuras de dominación en todos los ámbitos, donde se promueva la participación equitativa de hombres y mujeres en todos los procesos, comenzando desde un poder y control sobre sus propias vidas, que involucre la toma de conciencia, levantar el autoestima, la construcción de autoconfianza, ampliación de opciones y oportunidades y el creciente acceso y control de los recursos y del poder. Sin embargo, principalmente el empoderamiento de las mujeres consiste en la habilidad que tengamos para controlar nuestro propio destino.

YOLANDA CADENILLAS ORTEGA
ESPECIALISTA EN DESARROLLO LOCAL
CON PERSPECTIVA DE GÉNERO

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